Documentos 1811-1816

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Respetable generalísimo: No seré yo solo el que os disguste con narraciones tristes y melancólicas, pero mi deber y vehementes deseos de que el ejército se organice y tome la forma que lo caracterice de formidable, me impelen á poner en vuestra consideración las urgentes necesidades que padecen las tropas con que marcho y las replegadas á Guacara. Unas y otras se hallan absolutamente desnudas careciendo algunos de los soldados aun de una camisa con que cubrirse: mucha parte de su armamento en el peor estado, y aun muchos de los fusiles sin bayonetas; y últimamente los individuos fatigados en términos de no poder continuar á la menor distancia, pues muchos de ellos con motivo de venir desde Caucagua traen ya trece días de caminata sin detención, siendo lo peor, que muchos de los oficiales no solamente son exaustos de conocimientos ni económicos ni generales, sino que el peculiar carácter de cada uno es apático y abandonado. Por todas estas razones creo no debemos dar un paso delante de Guacara sin que reunido el grueso del ejército se examine el estado del armamento, disciplina y oficialidad de cada uno de los cuerpos de que va á componerse, recorriéndose entretanto los fusiles que lo necesiten, destinando los oficiales de aptitud; y finalmente organizándolo todo porque en el día todo está en desorden y todo lo necesita. Por el momento se hace indispensable que se envíen cuatrocientos, ó quinientos vestuarios con igual número de fresadas, dos ó más armeros, con sus útiles para trabajar activamente, cuidando al mismo tiempo que las tropas que vienen de marcha traigan consigo sus correspondientes menages y que se soliciten á toda costa un considerable número de sables ó machetes con que puedan armarse los hombres para quienes haya fusil, con preferencia á la lanza, así porque llevan aquella con más gusto como porque esta no la saben manejar. El ciudadano Sata que se halla en este instante en Guacara y debe regresar inmediatamente os informará sin duda de estas mismas necesidades y aun de algunas otras que yo no tengo a la vista por no haber recalado á aquel punto donde lo verificaré en esta tarde y sucedido que sea estoy ya entendido de ceder el mando al C. Plores, esperando allí mi incorporación al cuartel general. Esta determinación me ha llenado del mayor placer, tanto porque en circunstancias como las presentes son necesarios mayores conocimientos que los míos para el menor mando, como porque os he manifestado de ante mano deseo obedecer y no mandar, máxime en el día en que según me he estropeado al principiar las fatigas desconfío bastante de mi salud. Os recomienda obediencia. M. M. de las Casas.