(Reservada)
Petare, 25 de abril de 1812.
Respetable y mi venerado general: es bien sensible á la verdad el dilatado silencio que Vd. guarda en momentos tan preciosos como los presentes, máxime cuando algunos individuos de la Cámara me aseguran que Vd. se comprometió á noticiarles el objeto de su llamada tan pronto como le fuese posible. Esta conducta particular de Vd. aun respecto de sus mejores amigos, y la idéntica que parece ha observado hasta el día del P. E. E. con nuestro gobierno acerca del estado de invasión y defensa en que se encuentra la provincia, nos va á producir algún choque entre aquella y esta autoridad, manifestándose ya claramente tanto en las determinaciones que se están librando, como aun en las conversaciones familiares de los representantes que últimamente han conseguido marche de acuerdo, que no lo estaba el poder ejecutivo.
La noticia de la toma de Araure ha puesto á todos en la más grande consternación, habiendo influido sobremanera para la realización de las ideas con que se hallaba el Gobierno acerca de poner el país en defensa absolutamente aunque á costa de grandes sacrificios. Se han mandado poner todos los cuerpos de milicias sobre las armas y que marchen á acantonarse en la capital, completándose á la mayor brevedad los batallones veteranos, artillería, zapadores y demás, y se dice que estas medidas se activarán hasta ver reunidos seis mil hombres; pero que estos no pasarán de los valles de Aragua, ni que tendrá el mando de ellos el gobierno de la Unión. Bajo este concepto y el de haberse divulgado que le han dado el mando del ejército de occidente al marqués del Toro se desea que Vd. se regrese á Caracas, pues aunque se ha dicho de algunos días á esta parte que venía Vd. en compañía del respetable C. Espejo, no tenemos la satisfacción de verlo verificar: este acontecimiento autorizaría cuanto es bastante á nuestra Cámara para despreciar al P. E. Federal respecto de la parcialidad con que aseguran se ha manejado con Vd. Y nuestro gobierno provincial, á menos que la llegada del C. Fernando Toro haya hecho mutación en ese teatro.
Reitero á Vd. Que aquí se le desea; pero como sucede á virtud de lo ciego que nos hallamos del estado de esas cosas, Vd. Hará el uso que corresponda de estas insinuaciones; entretanto recomienda á la consideración de Vd. Su más perfecta obediencia este sincero y mejor servidor
Q. B. S. M.
M. M. de las Casas.