Colombeia

asegurar á V. S., que no hé perdido un instante de tiempo, ni omitido ningún medio que me dicte mi razón para la apreencion del Agresor, y recobro de estos intereses. El hecho es, de que aviendo venido á mi Casa, aier por la mañana entre diez, y once un músico Ytaliano, que dice ser de Ñapóles, y avia ia estado en mi quarto dos, ó tres veces; lo dexé alli ínterin pasé á otra pieza inmediata á quitarme la ropa que tenia puesta, y quando bolbi ya no lo encontré… poco rato después noté que mi papelera estaba abierta, y registrando la gabeta del dinero, vi que me faltava todo el que tenia alli en oro (unos 10. mil rrs. vn.) Sali inmediatamente por si avia hido en casa de un conosido mió, donde io lo avia visto alguna vez; y no encontrándole, ni tampoco noticia fixa de su paradero, di parte á V. S. fundando sospecha sobre este sugeto, por la ausencia repentina que hizo sin despedirse de mi, ni encontrar razón alguna de él; porque el hallarse abierta la Papelera, no puedo io asegurar si fuese olvido mió en hechar mal la Llave, ó malicia suia en falzearla. Tampoco puedo formar juicio contra
asegurar a V. S., que no he perdido un instante de tiempo ni omitido ningún medio que me dicte mi razón para la aprehensión del agresor y recobro de estos intereses. El hecho es, de que habiendo venido a mi casa, ayer por la mañana entre diez y once, un músico italiano que dice ser de Nápoles, y había ya estado en mi cuarto dos o tres veces, lo dejé allí, ínterin pasé a otra pieza inmediata a quitarme la ropa que tenía puesta, y cuando volví ya no lo encontré… Poco rato después, noté que mi papelera estaba abierta, y registrando la gaveta del dinero, vi que me faltaba todo el que tenía allí en oro (unos diez mil reales de vellón). Salí inmediatamente por si había ido a casa de un conocido mío, donde yo lo había visto alguna vez, y no encontrándolo, ni tampoco noticia fija de su paradero, di parte a V. S., fundando sospecha sobre este sujeto por la ausencia repentina que hizo sin despedirse de mí, ni en­contrar razón alguna de él; porque el hallarse abierta la papelera, no puedo yo asegurar si fuese olvido mío en echar mal la llave, o malicia suya en falsearla. Tampoco puedo formar juicio contra