Documentos 1811-1816

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(Muy reservada) Caracas, junio 2 de 1812. Mi general: Ayer escribí á Vd. Refiriéndole los hechos consecuentes á la intriga sobre sus nombra-mientos: yo mismo en persona entregué la carta en la administración de Correos á las once y media de la mañana. Estos intrigantes están envanecidos con su atrevi¬miento y corre por el pueblo que han acabado con Vd. Sus injuriosos discursos en la sesión fueron públicos. Han determinado mandar á Coto Paúl para que Vd. Pase por todo. Ellos cometerán cuantas sumisiones in¬decentes les sugiera su idea para deslumbrar á Vd. Y que pase su fechuría: procurarán á costa de cualquier sacrificio endulzar a Vd. Allá, para cantar victoria acá y seguir el plan de acabar con Vd., con sus amigos y con nuestra libertad. Mi general: esta gente no está de buena fe: están enviciados en la intriga: no son otra cosa: son cobardes, y al mismo tiempo atrevidos: el único arbitrio de sostener sus pasiones es la intriga: no son capaces de nada a cara descubierta y son capa¬ces de todo á cencerros tapados. No escribiría á Vd. De esta manera, si no hubiese penetrado por sus movimientos que su objeto es enga-ñar á Vd. Con palabras y salirse con la suya. Están temblando de miedo; ¡pero pobre de Vd., pobres de nosotros, y pobre libertad si ellos triunfan en esta in¬triga! Hombres ignorantes que aborrecen la luz: hom-bres criminales que huyen del orden: hombres viles que prefieren al interés, á la infamia: hombres en fin que están robando y dilapidando el Estado y temen que entre quien les pida cuenta é intercepte la continua¬ción de sus robos. Ayer y anteayer han aparecido fi¬jadas varias cédulas de Viva Fernando VII. Aquí hay un tropel de picaros agavillados: Vd. Sabrá lo que ha de hacer, pues ellos tienden el nuevo lazo de aparentes sumisiones y lisonjeros elogios para hacer caer a Vd. En la trampa. Vieron que el medio de perseguir á Vd. Y suprimirle causó el efecto contrario en el pueblo; y ahora van á tomar el de la adulación y la lisonja para conducirle á Vd. Al precipicio. Pretender cegarle ha¬ciéndole carantoñas por delante y por de bajo minarle y volarle á su tiempo. Nunca Vd., sus amigos y la pa¬tria han estado en el peligro de ahora. Mucho pulso, y sobre todo energía, valor y firmeza contra este tro¬pel de picaros. Es necesario ser un Argos y conocer esta gente para descubrir sus maquinaciones. En fin, cui¬dado no le descubran á Vd. Algún blanco, porque todo se lo lleva el diablo. La existencia de la patria y el ho¬nor y vida de Vd. Y de los amigos del orden es lo que se aventura: la suerte está echada. Han negado á Gual la licencia para acercarse á Vd. Habiéndola pedido, fundado en que como representan¬te tiene que tratar con Vd. Sobre la seguridad de la patria. Esto confirma que su fin es anticiparse y pre¬venir el ánimo de Vd. Para sacarles alguna condescen¬dencia con que victorearse aquí y fascinar al pueblo. Bastante he dicho á Vd. Con dos objetos: uno es salvar á mi patria: y otro cumplir con la amistad. Suyo: M. J. Sanz. Yo en persona voy también á poner esta carta en el Correo ahora que son las once, si no va Gual, ó no hallo persona segura que la lleve. Mucho me temo del Correo, tanto aquí, como en la Victoria. Junio 4.—He detenido la remisión de esta carta hoy, porque no he encontrado quién la lleve, y me temo del Correo, porque en mi concepto esta gente no res¬peta nada cuando tratan de sus pasiones. En fin la voy a poner en el Correo á la buena ventura. Nuestro amigo León trabaja con inteligencia y sin sosiego: ya le considero impuesto de todo: y comienza á organizar y ordenar este libro descuadernado y des¬cuartizado. Si él no lo hace, no crea Vd. Que hay quien lo haga. Luego que comienze á poner un freno á estos ladrones y vagamundos, comenzarán también los chis¬mes, imposturas y calumnias contra él. Por Dios, mi ge¬neral, mi amigo y dueño, no se deje sorprender en esto ni en nada: váyase con piés de plomo, asegurado de que esta gente tiene una habilidad para desacreditar á los hombres de bien, á los útiles y amantes del orden. A veces me admiro extraordinariamente de la doblez y falacia de estos malvados. Vd. Sepa que tiene enemigos astutos que no duermen para arruinar á Vd. Bien sea por odio personal ó porque Vd. Es un estorbo para el efecto de sus ideas y designios. Mil veces he dicho á Vd. Que no se fíe de aparentes sumisiones: unos las pro¬digan por vileza: otros por malignidad: y otros por precipitar á Vd. Y con Vd. La libertad. He puesto algunas observaciones al manifiesto de Monteverde: me alegraré que sean conforme á las ideas de Vd. No he querido extenderme mucho, porque lo difuso no retraiga á los lectores, ni los confunda. En el asunto de Juan Pablo Avala procure Vd. Acre¬ditar de un modo indubitable, su imparcialidad, y que el procedimiento no es hijo de antecedentes persona¬lidades. Lleve Vd. Con serenidad esta advertencia por¬que se la hace su amigo