Colombeia

A los dos días se le puso en libertad y sin que su salud experimentase el menor perjuicio, siguió su marcha hasta Madrid, sin la menor ocurrencia o queja, libertándole el capitán, por este medio, (más bien de humanidad que otra cosa) de que un consejo de guerra le hubiese puesto en presidio para siempre, y el que otros inocentes, arrastrados de su ejemplo, hubiesen incurrido en la misma pena u otra mayor. Después que llegó el capitán a esta Corte, informó al Coronel de todos los incidentes que le ocurrieron en dicha marcha y comisión y aprobó su conducta. (Igualmente Su Majestad, en un expediente que por el Ministerio de la Guerra se dirigió al Excmo. Señor Marqués de Camarena, Capitán. Principales que dirigen el ejército, ni yo debo ni puedo disimular tales excesos como V. M. ha cometido sin conocimiento ni experiencia de su obligación, y sin haberme dado parte de ellos cuando debía. 9. —Por todas estas razones, he impuesto a V. M. el arresto que sufre, y lo he desposeído del manejo de intereses de su Compañía para que los gobierne el teniente, de cuya providencia