Colombeia

se añade (en favor del sargento) que no siendo dichas casacas prendas relativas a vestuario, sino una ropa vieja ya devengada por el soldado, todo el derecho de éste sería pedir se le devolviesen, pagando él los gastos de su conducción. ¿Y qué tenemos de aquí pues contra el capitán? La dañada intención y picardía del tonto que los hace… 4.—Este cargo se funda justamente en el hecho de más humanidad y prudencia que quiera discurrirse. El soldado que se cita, es conocido por un revoltoso y sedicioso, a quien tenía el capitán conminado con amenazas y amonestaciones en toda la marcha que hizo desde Toledo a Jaraicejo, mandando un piquete de 100 hombres para el paso de Su Majestad Fidelísima; y últimamente, estando en acto serio de pasar una revista pública, respondió dicho soldado con mofa y risa sobre la enseñanza en el ejercicio al citado soldado Juan de Aguilar, de que estuvo en el hospital gravemente enfermo. Igualmente se queja toda la Compañía del mal trato en obras y palabras que V. M. le da, lo que tengo plenamente probado. 7. —A imitación de V. M., se han dado en su Compañía rigurosos castigos sobre el ejercicio, de modo que fue menester sangrar