Documentos 1811-1816

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Caracas, 14 de mayo. Mi amado general: Aunque por los partes oficiales recibidos el 10, supimos la toma de los Guayos por nuestras tropas, posteriormente hemos sabido que Vd. Dio órdenes para ocupar la ventajosa posición de Mariara. Yo nunca dudé que esta operación tuviese por objeto siempre alguna medida sabia que deberá terminar en la destrucción del enemigo, y me he confirmado más en mis conjeturas al leer la apreciable de 12 del presente que me dirije Casas, y en la que me expone se trata de la organización y disciplina de nuestro ejército, y tal es la confianza que tengo en la sabiduría de los principios militares de Vd. Que cuento con el más compito suceso de las armas de Venezuela. Voy á exponer á Vd. Cuanto he observado hasta el presente. El gobierno parece decidido á auxiliar al ejército como el áncora única con que cuenta para su salvación. En esto casi no tengo duda alguna, aunque cada día estoy más persuadido de la inutilidad de Berrios y de la estupidez de Escalona. Talavera es el más activo, pero aun no me atrevo á describirlo exactamente; pues ya Vd. Sabe cuánto mis juicios suelen ser fallidos en el conocimiento de los hombres. En cuanto toca al ejército, estoy yo aquí a la mira, y no se retarda ni un solo instante ninguna providencia que pueda interesar. Todas las órdenes de abastos, de facilidad de conducción, etc., las he activado cuanto he podido. Carabaño cada día manifiesta más actividad, y no omite nada para activar las disposiciones de Vd., sin embargo, mi amado general, á mi me parece que en esta ciudad debía haber un cuerpo de tropas de reserva, capaz de ser remitido á Vd. En cualquier evento, ya disiplinado y en estado de batirse. Se han hecho retirar las tropas de Ocumare, Charayave, etc., que alcanzaban á más de 800 hombres. ¿Por qué esta tropa no había de estar en esta ciudad disiplinándose? Yo juzgo que Vd. Debe providenciar sobre este particular, con la brevedad posible, pues yo creo que reina en los ánimos una absoluta confianza después de la salida de Vd. Que le hace á Vd. Mucho honor; pero que no es prudente si un revez ó un ataque inesperado por la costa nos llama á las armas. Me parece esta observación de bastante importancia, aunque la someto á las disposiciones de Vd. Espero, mi general, una sola palabra sobre la organización del ejército, para llenar mi curiosidad y el entusiasmo con que espero saber de las operaciones de Vd. Quisiera saber también exactamente el número de tropas que Vd. Tiene al presente, pues aquí se habla tan diferentemente aun por los mismos que vienen de ahí, que no se puede saber la verdad, y todo puede contribuir á entusiasmar más y más á esta población que la tengo siempre en un estado de electricidad. Pida Vd., mi general, al gobierno que le mande todos los hombres sospechosos, pues tenemos muchos isleños y europeos enemigos, como hay otros útiles y decididos por nuestra causa. Esta providencia me parece también de suma importancia. Acabemos con los enemigos de Venezuela y expurguémosla de los pérfidos que tenemos en lo interior. Se dice que un tal Altuna de La Guaira despachó un buque á San Tomas, para dar la noticia de la toma de San Carlos; me informaré de este hecho, y si es cierto, obraré en consecuencia, delatando formalmente. También puede Vd. Hacer sobre este particular á su tiempo. La familia de .D. Pedro Vegas es una de las que particularizo en mi amistad; me ha suplicado la mujer de éste recomiende á Vd. Un hijo que tiene sirviendo en el batallón del Guaire, nombrado Casimiro Vegas; es capitán y muy joven, aquella teme su impericia y yo me atrevo á recomendarle á Vd. Creyendo le ocupará en consideración á las cualidades que manifieste. Aunque yo juzgo que todo el objeto de su madre es evitarle los peligros, no obstante Vd. Obrará como le dicte su acostumbrada sabiduría. Adiós, mi amado general. Continuaré en darle á Vd. Cuantas noticias estime convenientes á la salvación de la patria. De Vd. Apasionado amigo y conciudadano: Vicente Salías.